A veces te tienen o te tienes que poner una pistola (metafórica) en la cabeza, para saber que quieres, para saber que eres, para saber que esperas...y pasan los días, y cuando llega el momento te sientes tan mal como el último hombre de Nietzsche esperando a convertirse en el Übermensch cuando de nuevo abras los ojos.
Y luego corres, y sales a la calle, y ves a mucha gente que tiene la oportunidad de ponerse la pistola en la cabeza, y no lo hace, sale huyendo, mientras millones de personas en este injusto mundo no tienen elección, y simplemente esperan condenados. Estoy perdiendo mi tolerancia con los cobardes, porque el miedo es el peor de los egoísmos.