5:42 pm
(Para 'Ruben el @'respondiendo a la pregunta de
BeGeek)
Si uno se para a pensar en los fenómenos de masas, rápidamente llegará a la conclusión, de que una de las pocas cosas que ha unido realmente a la gente de nuestro país, ha sido la televisión, bien sea por una final europea de fútbol, por la expulsión de algún freak de un reality, o porque un grupo de monstruos haya ganado en el festival de eurovisión.
Y en muchas, muchísimas ocasiones, este fenómeno ha sido provocado por una serie de TV, y así, de manera mágica, millones de personas se han dispuesto a llevar a cabo el mismo ritual semana tras semana, a la misma ahora, para ver un nuevo episodio de tal o cual serie.
Lo hemos visto recientemente con la serie Lost, aunque también es cierto que la descarga masiva de episodios por internet están cambiando los hábitos de los televidentes, que en vez de actuar como adictos esperando su dosis-episodio, se aguantan hasta el fin de semana, para pegarse el atracón de veinte episodios descargados del emule.
Cabe destacar también, que las series de producción española, lejos del aumento de calidad del cine patrio, continúan siendo igual de cualitativamente pésimas. Aunque en su haber está, el tener cierta audiencia, lo que ha provocado que durante años, las series de producción americana se emitiesen a horas imposibles de seguir. Me vienen a la cabeza tres excelentes ejemplos como: Doctor en Alaska, Urgencias, o Twin Peaks, las cuales para ser seguidas, tenían que ir acompañadas de un problema de insomnio, o directamente de un tratamiento anfetamínico.
Parece que ahora, canales como Cuatro, siguiendo lo anteriormente hecho por el propio Canal+, está cambiando esta política, poniendo en parrilla prime time, a series americanas que destacan por su calidad, en comparación con las series españolas azarzueladas, de gusto tan exclusivamente mesetario, que resultan inexportables como productos televisivos.
Si la pregunta formulada en BeGeek era, ¿que series veo?, la respuesta es ninguna. Soy temeroso del advenimiento de un ídolo catódico, como ya predijo el gran analista Neil Postman. Éste expuso con claridad que hay dos maneras de marchitar el espíritu de una cultura. La Orweliana y la Huxleyana.
La Orweliana, explicada en libros como ‘1984’ o ‘Rebelión en la granja’, habla de cómo la cultura deviene en prisión, de cómo hay una maquinaria de control de pensamiento, un Gran Hermano que todo lo ve, es decir, un nuevo fascismo tecnológico.
En cambio la Huxleyana, que derivaría de lo acontecido en el libro ‘Un Mundo feliz’, expone todo lo contrario: La población no es vigilada, no hay guardianes, ni puertas, ni ministerios de la verdad. Como dice Postman “Cuando una población se vuelve distraída, cuando la vida cultural se redefine como una perpetua ronda de entretenimientos, cuando un pueblo se convierte en un auditorio, entonces la muerte de la cultura es una posibilidad real”.
¿Alguna vez habéis retrasado algo que debíais hacer, por que coincidia con la hora de vuestra serie favorita?...conozco la respuesta. El ídolo catódico está en vuestras casas, y no os vigila como el Gran Hermano, lo vigiláis vosotros a él.
written, LeMorgue
Como ha pasado, pasa, y pasará muchas veces, una pequeña porción de la cultura popular que es odiada por chabacana y casposa, se vuelve de la noche a la mañana megacool y ultramoderna.
El sábado nos dejó Jean François Revel (82 años), literato, filósofo, analista político, pero por encima de todo un pensador a contracorriente, de esos que por desgracia ya no quedan.